Hace un tiempo, esta tarta estaba en promedio una vez por semana en mi mesa, a veces más. Hacía mucho que no la hacía, porque realmente estos calores no dan ganas de prender el horno. Pero como la extrañaba mucho, me decidí a hacerla en estas ollas tipo horno, y salió deliciosa como siempre.
Ingredientes:
- 3 choclos (maíces) grandes
- 2 cebollas de verdeo
- Aceite, manteca, harina y leche para la salsa blanca o bechamel
- Queso cremoso
- Sal, pimienta, nuez moscada
- 1 tapa de tarta (hojaldre, o tapa para empanada)
En primer lugar, hervimos y desgranamos los choclos. Luego, picamos la cebollas de verdeo enteras y las rehogamos en un poco de aceite. Cuando están tiernas, bajamos el fuego al mínimo y a ese mismo aceite con cebollas y todo, le agregamos una cucharada de manteca. Luego dos o tres cucharadas de harina (perdón por las imprecisiones pero hago todo a ojo!), mezclamos bien y luego vamos agregando leche y revolviendo hasta lograr la textura de la bechamel, no tan líquida porque sería imposible cortar la tarta. Agregamos a la bechamel los granos de choclo, salpimentamos, agregamos un poquito de nuez moscada y mezclamos bien.
En una olla tipo horno aceitada (o tartera si la van a hacer en el horno), acomodamos la tapa de tarta u hojaldre, cubriendo el fondo y buena parte de los laterales. Encima, volcamos la bechamel con el choclo. Por último agregamos trozos de queso cremoso.
Llevamos a la hornalla, con fuego medio, hasta que la masa esté cocida.
Como ven en la foto de aquí arriba, como la masa estaba bastante blanca por los costados y sentía que podía estar cruda, le arranqué un trocito para probarla y verificar que estaba bien jajaja...
No dejamos enfriar, pero sí dejamos que pase lo peor del calor, ya que al apagar el fuego notaremos que la bechamel y el queso siguen haciendo ebullición y burbujas por un rato... y no queremos quemarnos, sino saborear esta deliciosa tarta.
No queda más que disfrutarla, realmente es exquisita!!!
Altamente recomendable, pero cuidado que genera adicción! Había sobrado un trocito y debo confesar que a la media hora de cenar me lo tuve que comer, me daba lástima verlo ahí en la heladera...
Saludos y hasta la próxima!